lunes, 14 de abril de 2008

Mártires Boxeadas


Hace un par de dias resolví un test en internet que me indicó que la Soberbia es mi pecado capital. En verdad me puse contenta,porque creo que es una "condición" bastante útil: No hay riesgo de colesterol alto, de sífilis, de ponerte verde o de matar a uno que otro cristiano.
Y como resulta que soy apasionada (según otro test), decidí hacer gala de vanidad. Que todo el mundo me admire y ser famosa. Pero no soy tan superficial, asi que quiero morir en pos de una causa. Nada despierta más admiración que un mártir.
Asi que luego de mucho pensarlo,llegúa a la conclusión que lo mejor en mi caso es ser la parte muerta del femicidio. Pero eso sí, no es llegar y ser asesinada. Hay que sufrir primero.
Asi que lo que hoy más deseo es casarme - o convivir, no es necesario ser tan formal-con un boxeador amateur. Que las vecinas escuchen las peleas desde la casa del frente. Que me pase todo el día encerrada en la casa limpiando, lavando, preparando la cena...una esclava de tiempo completo. Por supuesto que también quiero vivir sólo para mi familia. Que cuando mi príncipe azul llegué yo lo atienda hasta que se harte de mí. Le voy a contar de mi dia casero, y cuando yo cometa un error y me saque la cresta yo pueda quejarme con las vecinas. Seré conocida como "La pobre mujer maltratada casada con un energúmeno violento". Cosa que cuando me sacrifique es aras de la liberación femenina, sea toda una santa. Después de todo, soy mujer y voy a estar muerta. Y todo el mundo sabe que es biológicamente imposible que las mujeres abandonemos una relación destructiva. Es decir, ni pensar en llamar a la policia, o simplemente negarse a ser la bolsa de boxeo. Por Dios, no! ¿ A qué clase de loca se le ocurriría hacer algo como eso?
Si lo que se busca es reconocimiento, el femicidio es la solución. La gente muerta es intachable. Con mayor razón los asesinados. Y si mueres a manos de tu pareja, te conviertes automáticamente en la representación del destino que nos toca a las que tienen ovarios, del tipo "Miren lo que sufrió esta pobre mujer". Después de todo, el culpable será mi asesino. A nadie en su sano juicio se le ocurrirá pensar que fui yo la que permitio que me matara, que estuvo en mis manos salir de ese lugar, o evitar que le pegara a mis hijos, o que debí ser capaz de ver las señales. Ningún hombre, por idiota que fuera diria "Oh! hola, soy Juan, golpeo a las mujeres, pero te amo, casémomos? Pero tampoco llegán un día del trabajo, sacan una pistola y te matan porque no compraste el pan. Del "acepto" al revolver hay por lo menos una cachetada, un empujón...algo que, en mi caso, indique que elegí a la persona que me traerá fama y me transformará en una heroína. Después de todo, si quiero ser una martir, debo elegir al verdugo correcto.

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